lunes, 28 de agosto de 2017

Reseña: Sueños en amarillo de Luiz Antônio Aguiar

Sueños en amarillo

Sueños en amarillo de Luiz Antônio Aguiar

Mi valoración: 5 de 5 estrellas


Luiz Antônio Aguiar, escritor brasileño y autor de Sueños en Amarillo, se declara ferviente admirador de Van Gogh y confiesa: “Cuando vi por primera vez aquella pincelada frenética, gruesa, llena de espíritu, tuve ganas de arrodillarme delante del cuadro en medio del salón del museo…”.


Al leer esta novela, que está catalogada como juvenil, pero que atrapa también a un lector mayor, sentí una enorme simpatía por Van Gogh, no específicamente por sus pinturas, sino por su persona. Durante un periodo de su vida, el pintor holandés vivió en la ciudad francesa de Arlés; allí pintó algunos de sus cuadros más famosos y también tuvieron lugar las crisis más devastadoras de su atormentada vida. La personalidad conflictiva de Van Gogh le valió la antipatía de los habitantes de la ciudad, teniendo como único amigo al cartero, llamado Joseph Roulin, quien lo acogió en su familia. Camille, uno de los hijos de Roulin, se fascina con el pintor, y con una respetuosa distancia penetra en su vida y en su obra.


Este es un relato muy emotivo contado por Camille, cuando años después de haber conocido al pintor, le escribe una carta a su hermana, quien en ese entonces era una recién nacida. Le habla de aquella época feliz de su infancia –él tenía 10 años– cuando la vida era más tranquila e inocente, y haber convivido con aquel personaje brillante, temperamental y a la vez desprotegido y débil, le mostró que la locura y la genialidad van de la mano.

Esta es una lectura encantadora, tanto por el estilo sencillo y depurado del autor, como por la historia misma, llena de sensibilidad, de frases muy bien escritas, con descripciones hermosas de cómo era la vida en una ciudad francesa del siglo XIX, que me llevó a reconocer la obra de Van Gogh y a descubrir la de Gauguin.

Es una novela altamente recomendada, ganadora entre otras distinciones del Premio White Ravens / Biblioteca de Libros para la Juventud de Múnich en la Feria de Bolonia.

“… —El hombre es un romántico. Creó un
mundo de imágenes y piensa que vive en él.
Bien, todo pintor quiere vender sus cuadros, y
él también. Pero para Van Gogh es importante
que otros compren sus cuadros para creer
que está compartiendo sus delirios con alguien…”.

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